Ácido Hialurónico
El ácido hialurónico (AH), también denominado hialuronato, es un polisacárido glucosaminoglicano no sulfurado, distribuido ampliamente en el cuerpo humano. La estructura del AH consiste en una cadena de diferente longitud de un disacárido (glucurónico y N-acetilglucosamina). El peso molecular oscila entre los 5000 Da y los 20 millones de Da. En el cuerpo humano el peso molecular medio es de unos 4 millones de Da. Es soluble en agua en forma de sal sódica. Fue descubierto en el humor vítreo del ojo bovino en 1934.
El AH forma parte del tejido conectivo (es un componente fundamental de la matriz extracelular) y del líquido sinovial (aumentando su viscosidad). La piel y el cartílago son dos tejidos ricos en ácido hialurónico y en ellos juega un papel importante. El AH juega un papel importante en los procesos de reparación de las heridas y agresiones en la piel.
Uso en medicina y veterinaria
El primer producto de acido hialurónico de uso médico fue creado en los años 70 para ser utilizado en la especialidad de oftalmología, y desde entonces no ha dejado de utilizarse de diferentes formas.
El AH se utiliza ampliamente en la especialidad de cirugía plástica en tratamientos de estética (relleno de arrugas). Existen numerosos productos de cosmética basados en el AH, para tratamientos antiarrugas y antienvejecimiento, aunque su eficacia en estos casos no ha sido probada.
Las inyecciones intraarticulares han sido y son ampliamente extendidas en veterinaria, sobre todo en caballos, donde se ha visto su utilidad en episodios de sinovitis.
Uso en traumatología
El uso de AH en forma de inyecciones intraarticulares en pacientes con artrosis de rodilla (gonartrosis) recibió el nombre de viscosuplementación, y fue la primera indicación en traumatología y cirugía ortopédica. La finalidad de este tratamiento es conseguir un efecto lubricante, mecánico y bioquímico en la articulación afectada de artrosis, obteniéndose un alivio, al menos parcial, de los síntomas dolorosos y una mejora de la función. El efecto no suele ser inmediato sino a largo plazo. Hay estudios en los que se ha demostrado su eficacia y seguridad, mejorando el dolor y la función, y retrasando en pacientes con artrosis severa de rodilla la implantación de una prótesis.
Infiltración con ácido hialurónico en fondo de saco cuadricipital de la rodilla derecha (abordaje superolateral)
En los últimos años la infiltraciones con AH se han extendido a otras articulaciones, como el tobillo, la cadera, el hombro e incluso pequeñas articulaciones de la mano o la temporomandibular.
Las jeringas precargadas suelen llevar sal sódica de AH (hialuronato sódico en concentraciones de 1-2%). El AH se obtiene principalmente de la cresta de gallo o por fermentación bacteriana. Se han desarrollado sistemas de enlaces o estabilización para mejorar la viscosidad y disminuir la degradación o frenarla.
Además se han desarrollado matrices (scaffolds) de ácido hialurónico que se utilizan en el tratamiento quirúrgico de lesiones del cartílago articular, sirviendo de soporte para la reparación de defectos focales.
Actualmente existen también preparados orales de AH que parecen ser efectivos en pacientes afectados con artrosis y enfermedades del cartílago articular.
Nuestra experiencia
Las inyecciones intraarticulares de ácido hialuronico son un tratamiento habitual en nuestra práctica clínica diaria. Utilizamos viscosuplementación en las articulaciones afectadas de cambios degenerativos, artrosis o condropatías. La rodilla es la articulación que con más frecuencia recibe este tratamiento, pero lo hacemos en tobillo, cadera, hombro, codo, muñeca, e incluso en articulaciones de la mano o el pie. También utilizamos el AH en infiltraciones junto a corticoides en pacientes con dolor de origen articular sin lesiones anatómicas importantes o en los que el tratamiento conservador no es útil.
Técnica de infiltración anterolateral
Por último en muchas intervenciones por artroscopia (en las que se trabaja con la articulación llena de suero fisiológico), ponemos ácido hialurónico al terminar para mejorar la recuperación.
En los pacientes con síntomas leves y en todos los operados con alguna patología del cartílago recomendamos suplementos orales de ácido hialurónico y condroprotectores como la condroitina y la glucosamina.
Existen muchas marcas de ácido hialurónico para uso inyectable en las articulaciones. Podemos elegir jeringas precargadas para un solo uso cuando el paciente prefiere no venir a consulta más veces o no le es muy agradable la infiltración. Suelen ser pacientes con artrosis de rodilla.
El hilano G-F 20 es uno de los derivados del ácido hialurónico más utilizado en el mundo y ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la artrosis de rodilla
En los pacientes con condropatía de rótula es más frecuente hacer varias infiltraciones cada semana o cada dos semanas para ver la evolución y mejoría progresiva.
El coste de un tratamiento completo de viscosuplementación para artrosis de rodilla oscila entre doscientos y trescientos euros aproximadamente. Las inyecciones de uso semanal vienen a costar aproximadamente setenta euros, depende de la marca y el lugar donde se compre, que puede ser la farmacia o la clínica donde se utiliza. El precio no es el mismo en todas las farmacias.
Las jeringas deben conservarse a temperatura ambiente, no hace falta conservarlas en frigorífico si no hay excesivo calor.
No hemos tenido ningún caso de reacción adversa importante tras cientos de infiltraciones con AH, aunque en algunos casos el paciente tiene dolor unas horas o días después de la inyección intraarticular.