Síndrome de la cintilla iliotibial (Rodilla del corredor)
La causa más frecuente de dolor en la zona lateral de la rodilla en corredores es el síndrome de fricción de la banda iliotibilal o cintilla iliotibial, por ello se denomina también como la rodilla del corredor. Consiste en la irritación de la región lateral de la rodilla provocada por el deslizamiento repetido entre el tendón de la banda iliotibial y el epicóndilo externo del fémur.
Esta es una lesión muy común en atletas de fondo, que limita mucho su capacidad de rodar y se prolonga en el tiempo ante la desesperación de quién la padece.
Es típico que comience de forma gradual, limitando el tiempo de carrera. El dolor aparece normalmente a partir de unos diez o quince minutos y no mejora al ir avanzando el tiempo, sino que suele incapacitar para la continuación del entrenamiento. Suele empeorar cuesta abajo y a ritmos bajos, porque el roce es mayor y hay más tiempo de contacto entre cintilla y epicóndilo en esas situaciones. Factores favorecedores son la pronación y dismetría de miembros inferiores, el acortamiento muscular de flexores de cadera y músculo tensor de la fascia lata y la debilidad de los abductores y glúteos.
El diagnóstico es sencillo cuando se tiene en mente este proceso. La historia es típica, y la exploración es en la mayoría de los casos normal salvo por el dolor provocado por la palpación sobre el epicóndilo lateral del fémur. Existen puntos gatillo a lo largo de la fascia lata y puede evidenciarse cierta rigidez de la misma. Si la historia no es tan típica y no hay dolor a la palpación en la localización descrita debe sospecharse alguna otra causa de dolor externo en la rodilla.
El diagnóstico diferencial incluye las lesiones del menisco externo (derrames, síntomas mecánicos, exploración positiva), la artrosis del compartimento externo (más común en deportista veterano y en operados previamente del menisco externo), la condropatía femoropatelar y la hiperpresión lateral externa de la rótula (frecuente en chicas jóvenes, con dolor en la flexión mantenida y en las escaleras), la tendinitis del bíceps femoral (el dolor es más posterior y en atletas de velocidad o deportes explosivos), el dolor de la articulación tibioperonea proximal (suele haber antecedente traumático) o dolores referidos de la cadera o columna lumbar (menos relación con el ejercicio y no puntos de dolor a la palpación claros).
Las pruebas de imagen no son fundamentales. Nosotros solemos pedir una telemetría de miembros inferiores en bipedestación para valorar y cuantificar la dismetría. En casos de diagnóstico dudoso deben solicitarse otras pruebas como radiografías en carga (descartar artrosis), ecografía (valorar el tendón del bíceps) o resonancia magnética (ver los meniscos y el cartílago articular). En estas últimas el único hallazgo en los pacientes con Síndrome de la Cintilla Iliotibial suele ser el aumento de líquido entre el tendón plano de la banda iliotibial y el hueso de la rodilla.
Imagen de resonancia magnética en la que se aprecia aumento de líquido entre la cintilla iliotibial y el epicóndilo femoral externo
Imagen de resonancia magnética en la que se aprecia aumento de líquido entre la cintilla iliotibial y el epicóndilo femoral externo
El tratamiento es efectivo si se instaura pronto y debe prolongarse hasta la desaparición total de las molestias. Evidentemente deben suspenderse los rodajes largos y con cuestas abajo. Puede continuarse con trabajo de musculación. Uno de los inconvenientes de esta lesión es que a veces no deja hacer tampoco trabajo alternativo como elíptica, bicicleta o natación porque la rodilla realiza un gesto parecido y también molesta. Hay que revisar la pisada y valorar la necesidad de utilizar plantillas a medida para corregir la pronación y la dismetría si es que existen.
Debemos aplicar medidas antiinflamatorias con medicación y con crioterapia. La fisioterapia debe enfocarse a descargar y estirar la fascia lata y sus músculos relacionados, el tensor, el vasto externo y el glúteo medio. Puede realizarse punción seca de los puntos gatillo.
En la zona patológica si es muy sensible puede ser realmente útil una infiltración con corticoides, que en esta localización no tiene mucha dificultad ni especiales complicaciones.
El corredor debe potenciar la musculatura abductora de cadera, especialmente glúteo medio y tensor de la fascia lata.
La vuelta a la carrera debe ser gradual, mejor con entrenamientos de interval a ritmos altos y en llano al principio, siendo lo último en conseguirse los rodajes largos y el entrenamiento por terrenos con subidas y bajadas.
La gran mayoría de los pacientes evolucionan bien si se tienen en cuenta todas estas medidas. En caso contrario la intervención quirúrgica es sencilla y está indicada para solucionar el problema. Nosotros realizamos primero rutinariamente una artroscopia de rodilla siempre para confirmar el estado del cartílago y el menisco externo, y de la sinovial que puede estar inflamada e hipertrofiada. Posteriormente hacemos una incisión lateral sobre el epicóndilo lateral del fémur y un alargamiento del tendón plano de la cintilla iliotibial, relajándolo de modo que no habrá más fricción patológica en la zona. Los resultados son buenos y el corredor vuelve a su actividad a partir de los dos meses aproximadamente.