Hallux rigidus
El hallux rigidus es una patología del primer dedo del pie (hallux), que consiste en la limitación del movimiento (rigidez) y en el desarrollo de artrosis de la articulación metatarsofalángica (pérdida del cartílago entre el primer metatarsiano y la falange del dedo gordo). La causa más habitual es un traumatismo previo, que desencadena el proceso, que va avanzando lentamente con el tiempo.
Radiografía anteroposterior en carga de paciente con Hallux Rigidus con gran osteofito dorsal
El hallux rigidus puede ser leve, moderado o severo, según la deformidad y la artrosis de la articulación. Los pacientes en general no consultan hasta que aparece un dolor importante y dificultad para caminar, debida a la limitación de la flexión dorsal del dedo. Los osteofitos que van desarrollándose con el tiempo son prominencias y picos óseos que resultan en abultamiento de la articulación.
Radiografía lateral en carga de paciente con Hallux Rigidus con gran osteofito dorsal
En los casos leves y moderados las modificaciones en el calzado, con suela más gruesa y rígida, o el uso de zapatos con suela en balancín (MBT®) pueden disminuir los síntomas y mejorar la marcha. También es útil la fisioterapia de la articulación y la infiltración con ácido hialurónico (por ejemplo Ostenil mini®).
Si el dolor y la rigidez no son grandes, pero fracasa el tratamiento anterior, pueden realizarse intervenciones poco invasivas como la artroscopia de la primera articulación metatarsofalángica o la resección mediante cirugía percutánea de los osteofitos.
La artroscopia de la articulación metatarsofalángica del primer dedo permite tratar lesiones del cartílago y sinovitis de forma mínimamente invasiva
En los casos con grandes osteofitos y deformidad, la técnica de cirugía abierta para quitarlos recibe el nombre de queilectomia dorsal, y es una intervención muy utilizada, simple y con buenos resultados.
Intervención en la que se reseca el osteofito dorsal de la cabeza del metatarsiano (queilectomía dorsal) en paciente con hallux rigidus
Todas estas operaciones las realizamos de forma ambulatoria, el paciente se va a casa el mismo día de la intervención, puede apoyar el pie que está vendado, siendo preferible usar un zapato ortopédico de postoperatorio durante un par de semanas. No es una intervención dolorosa y los pacientes dejan de tomar los analgésicos en los primeros días. Aún así conviene no caminar ni permanecer mucho de pie en las primeras dos semanas para evitar la inflamación. El calzado y la vida normal no se recuperan antes del mes desde la operación.
En algunos pacientes el dolor reaparece o empeora con el tiempo, sobre todo debido al avance de la artrosis de la articulación. En estos casos la intervención que resuelve el caso es la artrodesis de la articulación metatarsofalángica, es decir la fijación quirúrgica con tornillos o placas de la articulación que provoca el dolor y la impotencia funcional. La mejora es muy importante a pesar de la perdida de movilidad de dicha zona, puesto que desaparece el dolor, y es posible caminar sin dificultad. En la actualidad todavía no se han diseñado prótesis metatarsofalángicas que obtengan buenos resultados duraderos, pero se han implantado en algunos casos con satisfacción de los pacientes.